La Exposición Universal

Breve historia de las Exposiciones Universales

Desde 1851, las Expos han ayudado a la humanidad a dar sentido al cambio y a trazar un futuro más progresista, reuniendo a personas y naciones bajo la bandera común de la educación, la innovación y la cooperación. Como espejos de su tiempo, las Expos siempre han servido para reflejar la evolución de las prioridades y las visiones del mundo, anticipando al mismo tiempo un futuro marcado por el progreso tecnológico. Desde sus primeras manifestaciones como escaparate de las proezas industriales hasta su encarnación moderna como plataformas de colaboración transfronteriza, las Expos han transformado las ciudades, han dado forma a los debates sobre cuestiones fundamentales y han proporcionado experiencias inolvidables a cientos de millones de visitantes.

El nacimiento de un concepto: La Gran Exposición de 1851

El Príncipe Alberto, consorte de la Reina Victoria del Reino Unido, encabezó la "Gran Exposición de los Trabajos de la Industria de todas las Naciones", que se celebró en el Palacio de Cristal, construido a medida, entre mayo y octubre de 1851. Reflejando los rápidos cambios de la revolución industrial, la primera Exposición Universal fue una reunión única de naciones, mostrando el progreso material basado en la innovación tecnológica. Al reunir las mejores y más avanzadas creaciones de todo el mundo, la Expo fomentaba una forma de competencia pacífica, pero además buscaba fomentar el intercambio de ideas e inspirar a los visitantes.

Mostrando el progreso en un mundo cambiante

El concepto - educar al público, promover el intercambio y exhibir nuevas ideas y productos - demostró ser popular y se repitió fácilmente en todo el mundo. En particular, Francia organizó cinco Exposiciones Universales en París entre 1855 y 1900, consolidando el establecimiento de las Exposiciones como los eventos más importantes de intercambio cultural, y como grandes encuentros diplomáticos y económicos. El creciente reconocimiento e importancia de las exposiciones dio lugar al floreciente desarrollo de los congresos y convenciones internacionales, que llevaron a una mayor cooperación transfronteriza en campos tan variados como la propiedad intelectual, los derechos laborales, el deporte y la educación.

Las exposiciones se convirtieron en los principales eventos para mostrar nuevas tecnologías e inventos, y para realizar hazañas arquitectónicas y técnicas, como la Torre Eiffel o las pasarelas móviles. A su vez, se convirtieron en los lugares ideales para dar a conocer la marca de la nación, dando a los países la oportunidad de promover sus logros artísticos, culturales y de ingeniería. La aparición de pabellones nacionales reconocibles a partir de las fachadas de la Rue des Nations en las Exposiciones francesas ejemplificó los inicios de esta creciente forma de diplomacia pública.

La multiplicación de las exposiciones organizadas bajo normas diferentes y con focos de atención distintos condujo a la idea de establecer un marco organizativo común. Este proyecto, planteado por primera vez por Alemania en 1913, terminó por concretarse en París en 1928, cuando 31 países firmaron el Convenio relativo a las exposiciones internacionales. El Convenio definió los tipos de Expo, su duración y su frecuencia, estableció un procedimiento de regulación para los países anfitriones y participantes, y creó un organismo rector para aplicar el Convenio: el Bureau International des Expositions (BIE).

El amanecer de una nueva era

El impacto de la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias cambió el enfoque de las Expos: la fascinación por el progreso material dio paso a la promoción de la calidad de vida y el diálogo internacional. La tecnología seguía siendo el centro de las exposiciones, pero como medio para promover el desarrollo humano y no como un fin en sí mismo. Al crear una plataforma de debate y mostrar ideas e inventos en favor de una vida mejor, las Expos se convirtieron en plataformas mundiales de intercambio y debate. La evolución de los temas de las exposiciones a partir de los años 50 demuestra este cambio, como "El progreso y la humanidad" en la Expo 1958 de Bruselas, o "El hombre y su mundo" en la Expo 1967 de Montreal.

Al mismo tiempo, el proceso de descolonización hizo que aumentara el número de naciones independientes y, por tanto, de participantes en las Expos. De los 39 países que participaron en la Expo de 1958, el número de países participantes siguió creciendo hasta llegar a 155 a finales de siglo con la Expo 2000 de Hannover. Esta evolución tuvo el efecto de ampliar el alcance de las Expos para abarcar perspectivas más amplias, ofreciendo a todos los países la misma oportunidad de dar forma al debate, mostrar sus soluciones y proyectar poder blando en un mundo cada vez más globalizado e interconectado.

Construyendo un futuro mejor

Estos desafíos globales se vincularon explícitamente con las Expos cuando, en 1994, la Asamblea General del BIE adoptó una resolución que garantizaba que todas las Expos tienen "un compromiso con la importancia suprema para la Humanidad del debido respeto a la naturaleza y al medio ambiente". Este principio - destacado en la Expo 2000 de Hannover a través de "El hombre, la naturaleza, la tecnología" - es el centro de atención de todas las Expos actuales, que abordan los desafíos globales a través del prisma de la sostenibilidad.

En el siglo XXI, la participación en las Expos se ha ampliado para incluir a la sociedad civil, las ciudades y regiones y las organizaciones internacionales. A través de foros temáticos -y, a partir de la Expo 2010 de Shanghái, de áreas de buenas prácticas- se exponen ideas, soluciones y tecnologías de todo el mundo para fomentar el intercambio internacional.

Hoy en día, al proporcionar un espacio único para la cooperación intercultural, las Expos sirven como instrumentos de transformación del progreso en todos los ámbitos de la vida y el esfuerzo humanos. En los últimos 170 años, el formato y el alcance de las Expos han evolucionado y se han adaptado, reflejando las cambiantes corrientes políticas, económicas y sociales. Desde 1851, las Expos son un vínculo entre el pasado, el presente y el futuro, promoviendo los mismos valores y objetivos de reunir al mundo en favor del progreso para todos.

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